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Bienal de Flamenco de Sevilla: lo más destacado

Bienal de Flamenco de Sevilla: lo más destacado

Bienal de Flamenco de Sevilla: lo más destacado

La Bienal de Flamenco de Sevilla, celebrada cada dos años desde 1980, es mucho más que un festival: es una radiografía del flamenco contemporáneo y una ventana al diálogo entre tradición e innovación. En su edición más reciente, celebrada en otoño de 2022, la Bienal volvió a confirmar su posición como el principal escaparate del arte jondo a nivel mundial. Este artículo recoge lo más destacado del evento, analizando propuestas artísticas clave, nuevas direcciones estilísticas y debates que atraviesan la escena actual.

Un escenario múltiple: Sevilla como casa del flamenco

Durante más de tres semanas, la ciudad de Sevilla se convierte en escenario vivo del flamenco. Más de veinte espacios participaron en la programación de la Bienal 2022, desde teatros históricos como el Teatro de la Maestranza y el Lope de Vega hasta patios, museos y plazas al aire libre.

Esta descentralización responde a una visión inclusiva del festival: el flamenco, como forma artística nacida en la calle y en los márgenes, merece expandirse más allá del marco escénico tradicional. La Bienal no solo exhibe espectáculos; también provoca encuentros, masterclasses, exposiciones y debates que invitan a profundizar.

Propuestas que marcaron la edición 2022

Uno de los nombres más esperados fue el bailaor gaditano Andrés Marín. Con « Jinetera del viento », presentó una propuesta escénica radical junto a la actriz y performer francesa Marie-Agnès Gillot. El montaje rompía la línea entre danza contemporánea y flamenco, generando opiniones divididas entre el público y la crítica especializada. Como señaló el periodista especializado Fermín Lobatón, “la Bienal sigue cumpliendo su papel como espacio para la transgresión sin perder el anclaje con lo jondo”.

Tamara Tañé, cantaora de Jerez, ofreció uno de los recitales más conmovedores en el Monasterio de San Jerónimo. Su cante por seguiriyas y tonás, acompañada solo por percusión y palmas, recordó que el flamenco, en su desnudez más absoluta, sigue golpeando en lo más hondo.

Otro momento estelar fue el estreno de « Llanto », de la coreógrafa Rafaela Carrasco, basado en el poema de Federico García Lorca dedicado a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. Con una cuidada dramaturgia y una selección musical que combinaba piano, guitarra y cante, Carrasco ofreció una lectura emocional y simbólica del duelo. Según palabras de la propia artista durante una entrevista posterior, “el deseo era construir desde el silencio, desde lo que no se dice en el flamenco”.

Artistas jóvenes y nuevas lecturas

La Bienal 2022 destacó por abrir paso a voces jóvenes emergentes, lanzando una fuerte señal sobre el relevo generacional en el cante, el toque y el baile.

Uno de los nombres más comentados fue el de Paula Comitre, que presentó « Cámara Abierta », una pieza autoral donde exploraba la fragilidad y el equilibrio en el cuerpo flamenco. Su técnica depurada y su capacidad para manejar tempos lentos con intensidad dramática cautivaron a público y profesionales.

Además, la sección ‘+Bienal’ creó un espacio para propuestas escénicas híbridas y experimentales, como la de David Lagos y su proyecto « Hodierno », donde interfaces tecnológicas dialogaban con elementos del cante tradicional.

Estos signos dejan claro que el flamenco vive actualmente un punto de inflexión: sin renunciar a su identidad, se deja atravesar por lenguajes contemporáneos y lecturas transversales. ¿Está cambiando el canon? Posiblemente. ¿Se pierde autenticidad? No necesariamente. La Bienal nos recuerda que lo jondo también sabe renovarse sin dejar de ser lo que es.

Guitarra, compás y la evolución sonora

En el aspecto instrumental, la guitarra flamenca encontró nuevos caminos en manos de artistas como Rycardo Moreno y Antonio Rey. El primero presentó una formación cercana al jazz contemporáneo, con líneas melódicas abiertas y polirritmias complejas. Antonio Rey, en cambio, apostó por una sonoridad más ortodoxa en su recital en el Teatro Central, destacando por la claridad de su toque por bulerías y tarantas.

Lo más innovador quizás fue la propuesta del joven guitarrista Yerai Cortés, quien experimentó con pedales de efectos, loops y cajas armónicas en una sesión improvisada acompañando a la cantaora Ángeles Toledano. Se trató de un set no programado inicialmente, que tuvo lugar en uno de los espacios alternativos durante la jornada de clausura. Tal sorpresa no planificada provocó una auténtica ovación del público.

En lo referido al compás, destaca el uso virtuosístico de la percusión corporal y electrónica en algunos espectáculos. Compañías como la de Marco Vargas & Chloé Brûlé integraron dispositivos sonoros interactivos, generando un diálogo orgánico entre cuerpo, espacio y sonido. Este tipo de apuestas plantea la pregunta: ¿hasta dónde puede expandirse el concepto de “compás” en el flamenco sin desfigurarlo?

Debates y actividades paralelas

Fuera del escenario, la Bienal programó una serie de encuentros y mesas redondas bajo el título “Diálogos Flamencos Hoy”. Participaron musicólogos, bailaores, periodistas y gestores culturales, abordando temas como:

Estas sesiones, con entrada libre y dinamizadas en varios espacios universitarios, permitieron poner sobre la mesa temas que a menudo quedan relegados a la conversación privada. También invitaron al público general a comprender mejor las estructuras internas del mundo flamenco.

Lo que nos deja la Bienal: claves para mirar hacia delante

Más allá de nombres, estrenos y ovaciones, la Bienal de Flamenco de Sevilla 2022 volvió a recordarnos que el flamenco es un arte vivo, en movimiento constante, que dialoga con su tiempo sin perder su raíz.

Algunas líneas clave para interpretar lo que viene podrían ser:

¿Qué esperar entonces de la Bienal 2024? Probablemente, el reto será doble: por un lado, seguir visibilizando el flamenco tradicional en su forma más pura; por otro, continuar abriendo la puerta a lenguajes emergentes que amplían el universo estético del arte jondo.

Como dijo en una entrevista reciente el bailaor Israel Galván, “el flamenco está tan vivo que a veces se nos escapa de las manos. La misión no es controlarlo, sino escuchar hacia dónde quiere ir”. La Bienal de Flamenco de Sevilla sigue siendo, sin duda, el mejor lugar para estar atentos a esa dirección.

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