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Las mujeres que están revolucionando el cante flamenco

Las mujeres que están revolucionando el cante flamenco

Las mujeres que están revolucionando el cante flamenco

Durante décadas, el cante flamenco ha estado profundamente marcado por figuras masculinas que dominaron el panorama artístico y mediático. Sin embargo, en los últimos años, una nueva generación de cantaoras ha irrumpido con fuerza, desafiando convenciones, reivindicando su espacio y renovando el lenguaje del flamenco desde dentro. Sin romper con la tradición, estas artistas reinterpretan su herencia con una voz propia que conecta con el presente.

Raíces, rebeldía y renovación: un equilibrio difícil

La presencia femenina en el cante no es nueva. Desde la Niña de los Peines a La Paquera de Jerez, pasando por Fernanda de Utrera o La Perla de Cádiz, las cantaoras han sostenido pilares esenciales del arte jondo. Pero, como señala la musicóloga Cristina Cruces Roldán, « con frecuencia su papel se ha situado a la sombra de sus homólogos varones o encasillado en ciertos estilos considerados ‘propios de mujeres’, como los tangos o las bulerías ligeras ».

Hoy, eso está cambiando. En lugar de conformarse con los estrechos márgenes impuestos, muchas cantaoras actuales investigan palos tradicionalmente asociados al cante ‘grande’ —seguriyas, tonás, malagueñas— y proponen nuevas versiones del repertorio sin Desdeñar la tradición.

Rosalía y el debate sobre los límites

Es imposible hablar de la revolución reciente en el cante femenino sin mencionar a Rosalía. Aunque su álbum Los Ángeles (2017) fue aclamado dentro y fuera del ámbito flamenco por su profundidad estética y sobriedad, su posterior viraje hacia el pop urbano con El Mal Querer desató una polémica encendida entre puristas y defensores de una nueva hibridación.

Más allá de las opiniones, su irrupción sirvió para proyectar el cante flamenco femenino a una audiencia mundial inesperada. En una entrevista concedida a El País, Rosalía declaraba: “El flamenco es infinito, y quiero investigarlo sin prejuicios. Nací escuchándolo en casa y lo llevo en la sangre, aunque me permita transformarlo”.

Rocío Márquez: investigación, técnica y compromiso

Otra figura imprescindible en esta transformación es Rocío Márquez, nacida en Huelva y poseedora de una sólida formación académica. Ganadora de la Lámpara Minera en el Festival del Cante de las Minas en 2008, Márquez ha logrado unir investigación, expresividad y rigor técnico. En sus discos, combina palos tradicionales con composiciones contemporáneas y colaboraciones con músicos de ámbitos tan diversos como el jazz o la música electrónica.

Su álbum Visto en El Jueves (2019), inspirado en material encontrado en el mercadillo sevillano del mismo nombre, representa un manifiesto estético donde el archivo y la experimentación confluyen. Como ella misma define, « cantar desde la intuición, pero con conciencia de dónde vienes y hacia dónde puedes ir ».

María Terremoto: juventud y dinastía al servicio del cante

Nieta de Terremoto de Jerez e hija de Fernando Terremoto, María Terremoto encarna la continuidad de una de las sagas más importantes del cante jerezano. Desde su debut a los quince años, ha impresionado por su jondura, afinación y compás, elementos que combina con una energía poco habitual a su edad.

Su voz potente y limpia, cargada de duende, le ha valido el reconocimiento unánime en festivales como la Bienal de Flamenco de Sevilla o el Festival de Jerez. “Yo no estoy aquí para imitar a mi abuelo, sino para hacer mi camino aprendiendo de él”, afirmó en una entrevista para Diario de Jerez.

Los sonidos del norte: Alba Carmona y Fahmi Alqhai

Desde Catalunya, la cantaora Alba Carmona, conocida por su trabajo con Las Migas, ha desarrollado una carrera en solitario donde flamenco y música mediterránea conviven en un diálogo constante. En 2020, sorprendió junto al violagambista Fahmi Alqhai con , un proyecto que conecta los ecos barrocos con los tonos del flamenco sin superficialidad ni exotismo.

El resultado fue una propuesta sobria y emocional que la confirma como una de las voces más versátiles del panorama actual. En palabras de Carmona, “el flamenco te exige honestidad. No puedes fingir, y por eso siempre me obliga a revisarme desde dentro y desde fuera”.

El activismo como forma de cante: Anti y el colectivo La Húngara

El flamenco también está siendo atravesado por corrientes feministas, LGTBI+ y antirracistas. En este contexto, cantaoras como Anti —nombre artístico de Antonia Jiménez— o colectivos como La Húngara (a no confundir con la conocida cantante pop-flamenca) proponen un discurso político sin abandonar el compás.

Desde letras que subvierten roles de género en los fandangos hasta actuaciones callejeras con palmas y pancartas, estas artistas hacen del cante un medio de resistencia. Su premisa: quien tiene voz, que la use. Y el flamenco, desde sus orígenes, ha sido también una forma de protesta.

¿Cómo se está reconfigurando el repertorio del cante femenino?

Las nuevas cantaoras no solo están abriendo espacios desde sus biografías individuales, sino también desde el repertorio. Algunas claves de esta reconfiguración son:

Formación y visibilidad: retos actuales

A pesar de estos avances, la formación profesional en cante flamenco sigue siendo un terreno desigual en términos de género. Aunque cada vez hay más mujeres en los conservatorios o como discípulas de grandes maestros, persisten prejuicios sociales que invisibilizan o deslegitiman ciertas trayectorias femeninas.

Ana Morales, bailaora y directora artística con fuerte implicación en proyectos colaborativos, lo resume con claridad: “No basta con tener el talento, también hace falta que te dejen espacio. El machismo en el flamenco no es del siglo XIX, lo vivimos hoy en muchas programaciones”.

El futuro del cante femenino: diversidad como riqueza

Lejos de seguir un único camino, las cantaoras actuales reflejan una diversidad estilística, geográfica y generacional que enriquece el tejido flamenco. Desde la ortodoxia de Argentina González hasta la experimentación de Soleá Morente, el futuro se anuncia plural y desafiante.

Quizá la pregunta que debamos hacernos no sea quién es más ‘puro’ o más ‘moderno’, sino qué diálogo es capaz de proponer cada artista con su tiempo y con su raíz. En ese delicado equilibrio —entre la herencia y la búsqueda— es donde las mujeres del cante están escribiendo hoy una nueva página de la historia del flamenco.

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